martes, 6 de enero de 2009
La Macerada
Notaron como se ve un tomate disecado?. Horrible. Arrugado y duro. Y sin embargo hay algo en él...su perfume...su color, algo que promete ser sin dudas exquisito si una le da el tiempo de macerar, de hacer ese mágico intercambio que traduce lo áspero en tierno, lo ácido en miel, que tienta los sentidos entre ajos y laureles y loas al sabor.
Si una sabe esperar.
Claro que si nos sentamos en un banquito a mirar el frasco el tiempo no va a pasar jamás.
Claro que si nos preocupamos demasiado por cómo le gustan a los demás los tomates en conserva, nunca lograremos nuestros "tomates especiales".
Claro que si esperamos que los tomates se conviertan en nuestro caballito de batalla... algún día van a terminar aburriendo.
Así y todo, sean tomates, sean palabras, sean canciones, besos o ganas... lávelos bien, escúrralos y séquelos sobre un paño blanco y limpio (verá como ya dejan su aureola) y luego proceda según su propio criterio...pero no olvide la macerada. No olvide aprovechar bien los jugos, los humores.
Y despreocúpese de los invitados... van a estar encantados.
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En nombre de que soy tu primera seguidora, dejo comentario.
ResponderEliminarMe quedo con: desprocúpese de los invitados... van a estar encantados.
Insisto, no dejes de escribir se disfruta leerte.
Un beso