Esta mañana me levanté muy temprano al sol implacablemente hermoso del último día de libertad condicional que me otorgó el sistema capitalista y como casi siempre, sentí que valió la pena. Me encanta este momento del día y como dirían los "mayores"...ya habrá tiempo para descansar.
Anoche compartí como tantas y tantas veces la mesa, la charla y la música con mis amigas. En algún momento un mal trago amenazó con manchar el mantel, pero el veneno no era nuestro...así que, a pesar de que dolió, cada cosa se mantuvo en su lugar. Volví a valorar las elecciones y el respeto y otra vez... (cuando no!) la "sanidad". Con respecto a mis amigas no necesito pensar ni explicarles cuánto las quiero, ni lo bien que me hacen, pero como bien dijo Claudia... Que suerte que tengo de tenerlas a ellas !!!.
Por la ventanilla del taxi de vuelta capturamos un instante de la bondad que aún se encuentra por las calles y me sentí mejor. Supe que de alguna manera la balanza sigue equilibrada... aunque no se note.
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