lunes, 30 de marzo de 2009
Besos con las manos
Ocurre que si de convidar se trata, a uno le gusta servir su mejor plato, el cual quizá no esté disponible en algún momento por falta de los ingredientes adecuados. Y no es bueno andar pasando gato por liebre. Aunque se puede, aunque a veces algunas personas ni siquiera noten que sea así, y aunque otras hasta prefieran que así sea. Vieron cómo es... hay personas a la que le seduce mucho lo que uno hace y son capaces de engullir cualquier cosa que se les ponga delante, convencidas a priori de que les encanta, y a veces hasta de que es sano con tal de comer algo de nuestra mano. Y ademas, la hora de la comida , ya se sabe, no es momento de ponerse a pensar en esas cosas. Así que mientras algunos ayunan esperando por genuinos ingredientes naturales, otros se sientan a la mesa a tragar, imposibilitados de salir a correr la liebre. Pero bueno... cada uno hace lo que puede. Y no siempre se puede lo que se quiere.( O es al revés?). Por suerte, hay quienes a pesar de todo, siguen valorando lo que hay detrás de cada plato. Y pueden disfrutar a cada paso del rito del agasajo sorbiendo, lentamente cada gota de suspiro, cada aroma, cada espacio entre sabores. Y no hace falta llenarlo todo de especias. Los platos sencillos suelen ser los más parecidos a los abrazos. Huelen suaves, cálidos y seguros. Saben a hogar y a confianza. Y no hay nada más placentero que prepararlos y brindarlos como besos con las manos.
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