jueves, 19 de marzo de 2009

Ejercicio

Describo torpe y compulsivamente lo primero que me viene a la cabeza. No me detengo a elegir las palabras, ellas surgen como un mar de lava desde el bajo de mi vientre y recorren todo su camino en un solo sentido hasta llegar a mis dedos recogiendo lo que sea para expresar aquella idea, aquella sensación, aquella imagen que necesito terminar de hacer mía para acabar de comprenderla. Lo que no puedo lograr de otra manera que no sea escribiéndola.
Entonces sí , entonces puedo verla completa.Entonces, también puedo ver mis errores, las omisiones, la falta de recursos, de gramática, los huecos en la poética, mi ansiedad y mi soberbia.

Entonces tomo nota de que debo leer más y estar más atenta. Ejercitar el oficio con esta misma obediencia y no temerle a las palabras nuevas, ni a los juicios, ni a las lecturas ajenas.
Entonces me propongo firmemente abolir mi omnipotencia emocional en favor de rescatar todas esas palabras que se quedan perdidas en el vértigo del cuerpo y que aunque a veces no se note,siempre le pertenecen al cuento.

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