El fin de año para mí todavía no llegó. Y a estas alturas se está haciendo sentir como si estuviese jugando un partido de fútbol en Bolivia con estas temperaturas. A duras penas me arrastro hacia mis vacaciones que me miran desde el estático 2 de Marzo. Y hay días, como el de ayer, que ninguna Musa vine a visitarme, sino mas bien todos mis fantasmas. Y se burlan de mí y de mi pequeña verborragia. Se me ríen en la cara y después se van de farra todos juntos porque ya no voy con ellos. Me quedo esperando que llegue el sueño a restaurar los platos rotos. Yo no me muevo.
Y otra vez el día. Me levanto temprano, como siempre. Contenta, como siempre. Voy a la cocina, pongo la pava y me meto en el baño a esa velocidad tan inusual en alguien que acaba de despertarse. Cuando salgo, de vuelta a la cocina... ay! un pedazo de vidrio en el talón...
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