Desenterrar tesoros es uno de mis pasatiempos favoritos. Siempre que tengo un rato libre me lanzo de lleno a husmear entre las cosas cotidianas, porque allí mismo, sin ir tan lejos se esconden un montón.
Esta tarde nomás, encontré un recuerdo asomando del picaporte del cuarto de baño y aunque quiso escurrirse, lo atrapé justo a tiempo. No tengo idea de cómo habrá sido que fue a parar allí ya que era un recuerdo viejo, uno que había dado por perdido. Y la verdad, me alegré mucho de verlo otra vez. Lo tomé con cuidado, lo puse sobre mi cama y me quedé un largo rato mirándolo. Después como por arte de magia: desapareció.
Sí. Eso pasa con algunos tesoros... a penas se pueden tocar y de pronto se desvanecen en el aire. Pero de todas formas a mí me sigue encantando sorprenderme con lo que sea que encuentre, y la posesión no está entre mis ambiciones primordiales, así que si duran: mejor y si se desvanecen... habrá que seguir desenterrando.
Me gustaría que tus relatos fuesen más extensos. Siempre me quedo con ganas de más. SALudos
ResponderEliminar...viste?. A veces a mí me pasa lo mismo, pero las musas son así. Cuando creo que se quedaron conmigo, ya se fueron otra vez.
ResponderEliminarGracias.