Las goteras de los techos de mi hermoso departamento ya han traspasado la medianera del baño hacia la cocina y ahora llueve por fin prolijamente justo adentro de la bacha... que conveniente, no?.
Claro que ese pasaje llevó su tiempo. Digamos, más o menos desde principios de Enero. El mismo tiempo que se han tomado todas las partes involucradas (la administracion del edificio, mi vecino de arriba, la dueña del depto de arriba y mi inmobiliaria) en NO resolverlo, pese a mis insistentes reclamos.
Pero antes de eso, estuvo el famoso episodio del calefón.
A penas me mudé, muy cerca del verano, estaba encantada con esa vista abierta, esos ambientes amplios, las paredes satinadas, blancas, impecables, el sol entrando de lleno por todas partes... hasta que me dí cuenta de que el calefón no funcionaba bien. Bueno...no funcionaba.
No voy a relatar esa odisea, pero sí voy a mencionar que después de un tiempo mucho más que prudencial y ya harta, recurrí al Centro de Defensa al Inquilino (...jajajajaj...!!!) y aunque no lo crean, me cobraron $50 y jamás me contestaron un mail, ni un llamado, ni nada.
Y sí, ser inquilino por estos días no es un rol muy feliz, es más bien como una especie de condena bajo apercibimiento de ser dejad@ de patitas en la calle ante la menor falta en la que se incurra. Así y todo, como siempre es más sano que vivir con mamá, un@ se sigue endeudando para pagar los astronómicos valores de las comisiones, los alquileres y los servicios mientras los dueños de los ladrillos se siguen haciendo la pila.
Y a mí que no me gusta llegar a instancias violentas, ni mucho menos gastar fortunas en cartas documento, parece que se me nota en la cara. Digo... la cara de boluda.
Tengo los huevos al plato, revueltos, calientes y listos para servir, pero ahora que lo pienso... tampoco puedo ensuciar demasiado porque la canilla monocomando de la cocina (encima de la bacha donde está cayendo la gotita que horada la bacha, la piedra y mi paciencia), está mirame y no me toques. Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!
Decí que hay que mantener el título de la zaga (Huevos al plato I, II y III), porque sino, cuando la gotita ya llegó al lavadero, como me consta, ya la receta merecería llamarse "Huevos estrellados", o no ?
ResponderEliminarLeonor
Jajajajaja...muuuy bueeno!!!
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