martes, 21 de abril de 2009

Una Puerta a cualquier lugar



Este es el rincón más querido de mis palabras, el de las que quedarán guardadas para siempre, aún si algún día los caminos se bifurcan, porque ya sabemos lo difícil que es andar "a tempo" de a dos.
Aquí dejé las primeras miguitas para señalar el camino. Aquí suspiré mi primera sensación de saberme seducida irremediablemente por su sonrisa bajo unos árboles inmóviles una noche de Febrero. Y también en este espacio plasmé el miedo y la desesperanza de creerla lejos. Desde aquí le envié mis regalos y le canté sonidos que eran míos. La hice cómplice y partícipe de mis cuentos y mis recuerdos y por eso hoy vuelvo a elegirlo.
Hace sólo treinta días que camino de su mano por la vida y me parece que miento. Han pasado tantas cosas y sé que a penas ha pasado nada... Llevo la cabeza llena de imágenes de buenos, de malos momentos. Un silencio eterno y la música de su risa. Una historia desenredada al sol y un dolor acunado por la noche. Besos y flores, más música y cocinas y comidas y sábanas que esperaron pacientes por la persona indicada. Sus dos miradas. Mis canciones. La intensidad del riesgo de habernos elegido.
La vida está llena de puertas y uno tiende a pensar que son objetos que definen lugares cerrados y bien delimitados, que sólo sirven para encerrar cosas, o lo que es peor, para quedarse escondidos detrás de ellas, pero a veces ocurre que hay puertas que se abren hacia cualquier lugar, el que uno se quiera imaginar, sobre todo si se cruzan tomado de la mano del ser que se ama.
Yo hoy extiendo mi mano y la invito a caminar a través de la realidad... hacia el deseo y la posibilidad, a cruzar nuestra puerta y descubrir qué hay.








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