lunes, 30 de noviembre de 2009

Viaje de Ida


Este fin de semana hice un viaje relámpago a Gualeguaychú. A un sitio precioso, verde y tranquilo, donde conocí personas cálidas, con sonrisas y tiempo para regalar y compartir.

La lluvia no faltó a la cita, como es su costumbre ultimamente, pero no logró empañar tampoco esta vez la alegría del encuentro.

Mi alma se alimentó del aire y la tierra que tanta falta le hacen aquí, en esta ciudad, y cuerpo se relajó en aguas termales y decansó plácidamente por la noche.

Quizá a penas un poco de tanta armonía resaltó, por oposición, y como suele suceder a menudo, todos mis deseos incumplidos, mis necesidades postergadas, mi desorden de prioridades.
No pude más que enfrentarme a la simple realidad de que a veces es uno el que elige hacer de su vida una pena o una alegría.

Fue un viaje de ida.


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