lunes, 29 de marzo de 2010

Código de Barras

Hoy alguien me dijo: "que raro que no te gusten las golosinas, a todo el mundo le gustan las golosinas". Y yo contesté: claro, si desde pequeños nos hacen adictos al azúcar!. Un par de renglones más tarde (la charla fue por chat) sugerí cambiar de tema porque me di cuenta de que la conversación iba a derivar en una discusión inacabable y que conozco ya de memoria.

Hace tiempo que dejé de discutir sobre este tema. No me parece que nadie deba imponer sus ideas a nadie, pero una vez más me resulta llamativo el alto nivel de intolerancia a la escucha, al intercambio, a la apertura, a la posibilidad de aprehender y debatir aunque no se esté de acuerdo. Me sigue asombrando la velocidad con que se avalúa, se rotula y se "archiva" todo. La terquedad con que se aferran algunas personas a ciertos conceptos para un montón de cosas que son demasiado importantes, solo porque se los recomendó alguien "de confianza" o porque " desde siempre lo hicimos así", sin siquiera cuestionarse ni una vez "POR QUE".

Pero lo que más me impresiona es, justamente, la falta de ejercicio del propio criterio... para todo. Y eso excede la cuestión alimenticia. Es mejor no hacerse cargo, no tener que discernir. Dejarle a otro la responsabilidad de que nos diga qué es lo bueno para nuestro cuerpo, para nuestro bolsillo, para nuestra salud mental.

Me da cierta impresión sentir que por momentos, si uno pierde el foco, corre el riego de convertirse sólo en un producto más. Y cuanto más sano, más fuerte, más claro...: más deseable, más apetitoso. Un producto del que a esas personas sólo les interesa la parte nutritiva, la misma que a un@ le sigue llevando tiempo, esfuerzo y cuidado cultivar.

1 comentario:

  1. y sí, tenés razón... además pareciera que todos quieren tener la última palabra, la razón de todo. Las conversaciones por chat a veces se convierten en chatas, se pueden asignar a los intentos de diálogos varias horas, para al final irse a dormir con la sensación de no haber hablado profundamente con nadie. Pero, si uno no se tira al pajar, dificilmente encuentres la aguja!! jaja.

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