jueves, 20 de enero de 2011

Muñecas de trapo

Básicas, simples y rústicas. Tan sólo lo necesario. Dos piernas, dos brazos, uos retazos de tela y un poco de lana coronando su cabeza. Así eran las muñecas de trapo.
Yo nunca jugué con muñecas, así que no hablo de ellas por empatía, sino por lo que ahora reflexiono sobre lo que simboliza su austera confección.
Hubo alguien que las cosió con sus manos, que inauguro su rostro, su exclusiva sonrisa. Alguien que rellenó su cuerpo hasta el punto justo del talle de su edad...
Una vez me regalaron una muñeca de esas de plástico, rígidas, de ojos bien abiertos. Tenía una particularidad: era negra. A mi hermana, que era bastante negra, le regalaron otra, que era rubia. Ambas quedaron en poder de mi hermana, que era una fanática de las muñecas. A mí me daba impresión tanta rigidez.
Hoy pienso que si en vez de regalarme aquella muñeca de plástico negra, me hubiese regalado una simple muñeca de trapo, mi vida hubiese sido más feliz.
Pero claro, ella, mi mamá, no tenía manera de saberlo.


2 comentarios:

  1. Amiga, paciencia... por suerte, no somos muñecas, podemos elegir, decidir.. con esfuerzo, podemos ser quienes deseamos ser..
    Un beso!

    Gabby

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  2. Es solo un cuento... ya he superado la instancia y ya he logrado ser feliz a pesar de todo...
    Besos.

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