lunes, 29 de noviembre de 2010
La semilla
En aquel momento escribí: "Es extraño sentir como una herida en vez de hacernos sangrar puede hacernos florecer". Y quizá por aquel tiempo, no tuve tan clara la dimensión de aquellas palabras. Porque los sucesos del último mes están siendo para mí una experiencia nueva, asombrosa y enormemente gratificante.
Escribir un Blog con la asiduidad con la que yo lo hago y desde el lugar en que yo lo escribo, esto es desde la percepción, la sensibilidad y la pasión, sin reglas ni pretenciones, se convierte casi en un "diario", en una reflexión sobre la vida, los pensamientos y los hechos. Y a la luz de estos últimos es que me dí cuenta en cuánto coincidimos con Taty no solo yo, sino millones de anónimos argentinos que lloramos durante dos terribles días con un dolor tremendo, sin entender bien porqué, hasta que la semillita germinó y el verde asomó y los que ya habíamos visto recordamos... y los que no conocían, vieron... y entonces, todos juntos, nos pusimos en acción como nunca antes. Y en cuestión de semanas la memoria, el coraje, y el compromiso pasaron a formar parte del colectivo para defender-NOS.
Siempre tuve fe. Hoy que releí bastante este Blog a sabiendas de que muchas veces lo dije, igual, me doy cuenta de que me quedé "corta". Nunca pensé que las semillas germinarían tan abruptamente, ni con tanta fuerza, ni con tanta determinación.
Y esto no es "Kirchnerismo" ni "Cristinismo"... esto es ni más ni menos que un pueblo que empieza a arraigarse en su tierra, a cuidar y defender su siembra y su cosecha.
sábado, 27 de noviembre de 2010
Sábado
jueves, 25 de noviembre de 2010
Pensar
martes, 23 de noviembre de 2010
Un nudo en el pañuelo
Tampoco me maquillé. No hacía falta. No iba a volver atrás y con el tiempo, las marcas se acomodan en la cara, se adaptan a su mapa y ya no es factible saber de dónde ni de cuando ni de quién.
Ya no tengo certezas. Eso es bueno. La parte difícil es ser paciente.
Ahora que ha pasado el tiempo, que el nudo es nudo, que el hueco es hueco y que todo es incertidumbre; yo estoy en paz conmigo y con mi amor.
domingo, 21 de noviembre de 2010
viernes, 19 de noviembre de 2010
Ya no soy tu Margarita
Para mí ha llegado un tiempo de ahorro de semillas, de energía y de dar la cara, de menos palabras.
Antes me preocupaba más lo que se pensara de mí, cómo podía caer, qué se podía entender y me la pasaba dando explicaciones. Ahora no. Y sí, me han dicho por ahí que "ya no sos mi margarita". Y no. No. Pero no es que yo haya cambiado mucho, yo sigo creyendo lo que creo, sintiendo lo que siento y pensando lo que pienso. La pequeñísima y sutil diferencia es que me llegó ese momento por el que tanto laburé y que vengo escribiendo desde siempre, y que además, confluye literalmente con la situación social de mi país: el de tomar al toro por las astas, el de HACER.
Claro... mientras una teoriza sobre la búsqueda del equilibrio y la superación, sobre sincerarse y abrirse, sobre no dejarse avasallar ni violentar está todo bien, ahora cuando una "aplica" la teoría... ahh bueno... se volvió loquita...
Y see ché.... ya no soy tu margarita... ahora me llaman Sandra.
martes, 16 de noviembre de 2010
Desaforada
Es increíble cómo a cierta altura de la vida, algunas personas prefieren aferrarse a lo poco pobre y triste, a lo acostumbrado, perdido y extrañado, repitiéndose una y otra vez que " ya no hay nada que hacer". Pero peor aún, es que se ensañen con aquellos que sí creemos que podemos seguir creciendo y cambiando a fuerza de intentarlo una y otra y otra vez, creyendo que sí es posible y nos abramos ingenuamente a compartir con ellos nuestro sentir. Su burla, su altanera arrogancia, su inconsistencia argumental deja huecos por donde se ven enormes vacíos rebosantes de soledad. Hasta se advierte un dejo de... envidia?
No se... no voy a decir que me da pena, porque no me da. La arrogancia no me da pena. Me molestan l@s mal@s perdedor@s, la gente que hace trampas, la que sangra por la herida, la que te apuñala por la espalda, la que sin acuerdo, cambia reglas del juego.
No, no me da pena, y tampoco me dan más ganas de jugar. Así que, yo me salgo de ciertos juegos.
viernes, 12 de noviembre de 2010
La salud mental
A medida que un@ va adquieriendo un poco más de grasa para lubricar la cadena y evitar así caer en los recurrentes "accidentes" de siempre, también adquiere cierta conciencia de las cosas que nunca más podrá hacer. Esas que antes servían para, al menos, "hacer catarsis" en los días nefastos. Porque, claro... ya sabemos lo que pasa después.
Así que por un lado vamos maravillosamente, y por el otro, estamos bien jodid@s.
Por ej. si usted estuvo tremendamente enamorad@ de alguien, lo probaron todo y no funcionó, se distanciaron, ud. no supo nunca más nada de él o ella y hasta incluso ud. mism@ intentó otras relaciones, pero sigue pensando que "no habrá ningun@ igual, no hará ningun@" y una noche se sienta solit@ en su casa, frente a la PC, pensando... ¿cómo estará?... qué ganas de.... Se tiene que quedar con la duda y las ganas. Sí. Así como lo lee. Nada de llamados telefónicos tímidos e "hipersinceros", ni mails rebuscados, que de tanto pensar las palabras terminan diciendo lo único que no quería decir: Nada. Se me distrae en otra cosa.
El cuerpo tiene una maravillosa capacidad de recuperación y una ambigua tendencia a olvidar el dolor (porque a veces está bueno recordarlo y otras se agradece el borrón), pero la salud mental reside en no dejar de sentir, tratando de tener presente qué cosas nos hacen mal. No se puede (ni se debe) invadir el espacio de alguien que eligió no estar, no se puede "recostruir" en la fantasía. No hay vuelta atrás cuando se inició el camino de la recuperación de los propios valores, del respeto por un@ mism@, de la acción.
La salud mental "es aburrida" le dijo una vez una paciente a mi psicóloga. Y por un momento yo creí lo mismo, pero no, lo que pasa es que un@ ya no puede echar mano de aquellos viejos recursos porque ya es una persona distinta; una persona que aprendió a cuidar de sí misma.
jueves, 11 de noviembre de 2010
martes, 9 de noviembre de 2010
Causal
Para quienes, como yo, creen que todo tiene que ver con todo y están siempre alertas a leer las señales de los tiempos y a escuchar-se, este ha sido un año de tremendas manifestaciones y grandes revelaciones.
Este año me ocurrió, por ejemplo, que por primera vez en mi vida, establecí una relación con una persona muchísimo más joven que yo, y más allá de lo anecdótico, no reparé, sino hasta hace pocos días, en qué fue lo que realmente me había atraído de ella: era una militante, alguien con quien podía compartir “mis ideales”.
Después del fracaso estrepitoso, me quedé pensando y empecé a observar que así como yo, había cantidad de gente en mi misma situación; desencantada de la generación de los 70 y cambiando sábanas mojadas. Pero ya no huyendo tan desesperadamente de sus congéneres, sino, como pegando la vuelta y empezando a generar espacios menos virtuales, donde poder mostrarse, cada un@ con lo que venga y reconociéndose de manera tal de recuperar los códigos de comunicación en común, cierta complicidad, algo de aquella espontaneidad que yo recuerdo haber tenido, antes de que nos arrasara la era del individualismo feroz.
No es casual que nos pase esto mientras nos pasa que se tambalean todos los símbolos y paradigmas que durante más de 50 años hicieron de la gente de mi país un montón de pobres corazones oprimidos alimentados sólo de miedo y mentiras.
No es casual, que algo parecido esté sucediendo en la mayoría de nuestros países hermanos.
No fue casual que durante los festejos del Bicentenario, todo el pueblo rebalsara las calles y aunque nadie lo haya dicho… volvió a ver desfilar un ejército de soldaditos de plomo… subordinados a la Jefa de las Fuerzas Armadas, en perfecta armonía al lado del stand de las Madres…
No es casual que Néstor Kirchner se haya muerto justo ahora (mal que nos pese a los que lo queremos y a los que lo odian), porque su muerte nos obligó a pasar revista de cómo estábamos hace nada más que 7 años… y en cierto modo, a tomar una decisión: defender y cuidar lo que ya conseguimos. Y much@s de nosotr@s salimos a la calle, a la militancia, por primera vez en la vida.
No. Nada es casual. Por primera vez, después de 30 años, a mí me dan ganas de pasarme todo un sábado en una asamblea de Facebook 678 auto convocados y de volver a salir cada vez que haga falta, de decir y sostener lo que pienso y a no dejarme avasallar ni engañar por nadie NUNCA MAS.
Es verdad que el lugar donde un@ elige vivir es su hogar, y las personas de las que se rodea, son en alguna medida, como su familia, por eso, sigo sosteniendo que nada es casual, hoy mi hogar vuelve a ser “la casa grande” donde los jóvenes son eso: jóvenes y nuevos vientos de esperanza, los mayores,(los que no se anquilosaron), como siempre, la sabiduría que contiene y acompaña y nosotros, los afortunados sobrevivientes, en platea central de la historia, listos para dar batalla.
No. No es casual.
jueves, 4 de noviembre de 2010
miércoles, 3 de noviembre de 2010
martes, 2 de noviembre de 2010
Penitencia
Pero en estos días estuve tan triste y tan conmovida que no supe qué decir, ni qué hacer. Me quedé quieta, paralizada. Y ya pasado el golpe, el momento, haciendo foco en qué es exactamente lo que más me duele, debo reconocer, que es lo mucho que aún nos falta... lo endebles, lo intolerantes, lo crueles, lo discriminatorios, lo arrogantes y poco respetuosos que somos de nosotros mismos. Porque a fin de cuentas... el que tenemos en frente no es más que un reflejo de nosotr@s mism@s.
Y no habrá Patria ni Dios que nos lo demanden... sólo habrá pena y olvido.