jueves, 13 de octubre de 2011

Prisión

Escribo estas líneas desde mi prisión. No sé bien para qué, porque, obviamente, no está en manos de cualquiera poder liberarme... quizá solo lo haga para desahogarme e irme a dormir una noche más, con la tranquilidad de haber lanzado otra botella al mar...
Mi prisión es tan sutil, tan indefinible que por eso mismo se hace dificultoso el escape... o el rescate. Mi prisión es sentir mi cuerpo como un templo al que solo una persona tiene acceso. Es sentir que cada una de las cosas que pienso, deseo, proyecto, carecen de sentido sin lo que más deseo.
Mi prisión tiene recreos, como todas, pero no deja de ser una prisión.
Seguramente mañana me levantaré y cumpliré con las tareas readaptativas una vez más... pero en verdad, no me interesa readaptarme y ese es mi mayor problema.

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