La vida es fantástica y extraña. Fantástica en el más amplio sentido del término, y literalmente en cada una de sus acepciones. Y extraña porque jamás logramos reconocernos en ella.
De esa conjunción deviene el asombro, siempre.
El tiempo encierra incontables e indefinibles sorpresas y juega a nuestras espaldas con los acontecimentos, que saltan y se enriedan, ansiosos por volar. Y nosotr@s, actores espectantes, humilde y apasionadamente representamos nuestros papeles.
Lo demás es... la vida.
Lo demás es... la vida.
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