Cada día sigue siendo un sinfín de posibilidades, sorpresas y asombros.
Cada día me recuerda mi mortalidad y mi impulso vital.
Cada nuevo día me renueva la fe, la confirmación de mis sentimientos y de mi compromiso con los afectos.
Cada día encuentro, si me atrevo a buscar.
Cada día que vivo me otorga el beneficio de la duda.
Cada día puedo volver a recordarme y a recordar.
Cada día contiene, no tan profundamente como pensaba, los secretos que intuía.
Cada día va completando un trozo más del desarticulado calendario de mi vida.
Cada día me siento más cerca de mí.