miércoles, 26 de enero de 2011

Un día más

Cada día sigue siendo un sinfín de posibilidades, sorpresas y asombros. 
Cada día me recuerda mi mortalidad y mi impulso vital.
Cada nuevo día me renueva la fe, la confirmación de mis sentimientos y de mi compromiso con los afectos.
Cada día encuentro, si me atrevo a buscar.
Cada día que vivo me otorga el beneficio de la duda.
Cada día puedo volver a recordarme y a recordar.
Cada día contiene, no tan profundamente como pensaba, los secretos que intuía.
Cada día va completando un trozo más del desarticulado calendario de mi vida.
Cada día me siento más cerca de mí.


lunes, 24 de enero de 2011

Faces

Todas las claves de mis accesos a toodos los lugares cibernéticos se reducen a dos y ambas son raras combinaciones con notas musicales. Será tal vez porque eso es lo que soy en el fondo, porque esa es "la clave"  que me abre. Vaya uno a saber...
Mientras tanto yo sigo tratando de descifrar sus claves, que son, según entiendo , mucho más polifacéticas que las mías...
Lo bueno, a esta altura, es que puedo hacerlo sin desatenderme.

viernes, 21 de enero de 2011

Andres Calamaro - El Cantante




Yo soy la cantante, la escritora, la persona... que hoy disfruta por fin del fin de semana y no encuentra mejor manera de compartir su felicidad que esta.
Que sean lo que deban y que sea feliz!!!

jueves, 20 de enero de 2011

Muñecas de trapo

Básicas, simples y rústicas. Tan sólo lo necesario. Dos piernas, dos brazos, uos retazos de tela y un poco de lana coronando su cabeza. Así eran las muñecas de trapo.
Yo nunca jugué con muñecas, así que no hablo de ellas por empatía, sino por lo que ahora reflexiono sobre lo que simboliza su austera confección.
Hubo alguien que las cosió con sus manos, que inauguro su rostro, su exclusiva sonrisa. Alguien que rellenó su cuerpo hasta el punto justo del talle de su edad...
Una vez me regalaron una muñeca de esas de plástico, rígidas, de ojos bien abiertos. Tenía una particularidad: era negra. A mi hermana, que era bastante negra, le regalaron otra, que era rubia. Ambas quedaron en poder de mi hermana, que era una fanática de las muñecas. A mí me daba impresión tanta rigidez.
Hoy pienso que si en vez de regalarme aquella muñeca de plástico negra, me hubiese regalado una simple muñeca de trapo, mi vida hubiese sido más feliz.
Pero claro, ella, mi mamá, no tenía manera de saberlo.


lunes, 17 de enero de 2011

Amándote (Jaime Roos)

El hombre de los pájaros

Anidaba como ellos en las alturas, lejos de la gente y su bulla. Metódico y desprolijo, atesoraba en su refugio todo tipo de cosas a la vista de cualquiera, inservibles, con un celo digno de antropólogo con sus piezas únicas.
Sobre las paredes de la pequeña terracita que separaba la habitación donde descansaba, comía y vaya un@ a saber qué otras cosas más, del lugar "sagrado", colgaban decenas de pequeñas jaulas, qué el preparaba y controlaba a diario, armadas con tramperas que a mí me hacían temer por los desdichados pajaritos que caerían en el espejismo del agua fresca y el puñadito de alpiste y los alejaría para siempre de su innata libertad.


Yo vivía obsesionada por ellos, por las pequeñas aves y por este tío misterioso y solitario al que de vez en cuando, visitaba en las alturas para convencerlo de acompañarlo en sus religiosas caminatas después del almuerzo. A penas acabado el mío, me sentaba en el umbral de la puerta de comedor, que daba al pequeño patio y agudizaba el oído para escuchar su inconfundible silbido, señal de que venía bajando, desde su hermética guarida rumbo a la calle. La más de las veces, me despachaba con alguna excusa que mi inocencia aceptaba como una verdad irrebatible. Pero otras, supongo ahora, días en que gustaba de tener alguna companía, aprobaba con un pequeño gesto llevarme con él y entonces yo era feliz.


El paseo, que yo consideraba toda una aventura fuera de los límites siempre tan ceñidos de mi casa, consistía en largas caminatas hasta San Telmo (vivíamos en Barracas), o la Boca mientras él, casi como desdoblado de aquella personalidad reservada y silenciosa por todos reconocida, (y por casi todos temida), me relataba fluídamente, con una animosidad contagiosa, historias de gentes y lugares por donde íbamos pasando y respondía paciente y detalladamente a cada uno de mis interrogantes. De a ratos caminábamos en un silencio cómodo y relajado, que yo disfrutaba también, casi como un pájaro planeado su vuelo.


Otras veces, las más adoradas por mí, me llevaba al Parque Lezama y hacía derroche de los pocos pesos que recibía de parte de la familia (porque no trabajaba debido a no sé bien qué cosa, porque para mí, no era tan mayor, ni estaba enfermo) alquilándome una bicicleta o comprándome boletos de calesita. Durante esos ratos eternos, yo recuperaba toda mi alegría, hacía uso de toda mi imaginación y desplegaba al máximo mis más insólitas fantasías galopando a todo trapo, o sintiendo el viento en la cara, mientras descendía veloz las empinadas barrancas del parque sobre dos ruedas.


Con el tiempo, aprendí que mi tío Rafa no le quitaba la libertad a sus pájaros... sólo les dejaba una puerta abierta para que tuvieran un sitio donde descansar y recuperar fuerzas, pero esa puerta no se cerraba nunca... entonces comprendí que era un ser especial, que también había abierto una puerta para mí, una que nunca más se cerró .

viernes, 14 de enero de 2011

Relatividad

Girar.. moverse, cambiar de lugar y de mirada.
Siempre es arriesgado, auspicioso y valorable.

Está bueno poner la izquierda a la derecha y viceversa
para comprobar que una vez más... el orden de los factores
no altera el producto.

(Salud, Alberto!)

miércoles, 12 de enero de 2011

El libro

Galeano escribe el mundo en pequeñas libretitas y yo amo las miniaturas. Lo amo a Galeano. 
Yo escribo el mundo por cualquier parte: en los posits de la oficina, detrás de las facturas de teléfono o en los bordes de una caja de medicamentos; y amo escribir.
Escribir, siempre es sanitario, urgente, indispensable. 
Escribir a veces es traicionero, cruel, doloroso.
Y guardarse las palabras muchas veces hace que un@ se atragante, se arrugue, se cercene, que deje de ser. Y poder escribir lo que se siente es algo inexplicable.
Yo estoy dejando de ensayar definir mis pensamientos para dejar paso a la confianza y la fluidez, para intentar ser más sincera y simple, para no dejarme asustar por "el qué leerán". Porque también el silencio asusta y entonces una escribe sólo para llenar los espacios vacíos. Pero voy aprendiendo a regular mis tiempos para dejar macerar el pensamiento y el sentimiento, para no hablar de más ni decir distinto a lo que quiero.
A veces una sola frase, en privado, lo sintetiza todo. Y otras, hay que animarse a publicar el libro. Pero eso requiere, además, coraje y determinación.
Allí voy.



martes, 11 de enero de 2011

domingo, 9 de enero de 2011

jueves, 6 de enero de 2011

Día de Reyes

Yo ya soy grande y sé que los Reyes son los padres (en el mejor de los casos), pero aún así,  no puedo dejar de seguir creyendo con toda mi alma en la Magia. 

La Magia supera a los plebeyos, a los reyes y a los magos. 

La Magia es intangible e indescriptible, insustancial e incorruptible.

Es eterna, atemporal. 

La Magia es la que hace relativos los imposibles.

La Magia renueva la fe, la alegría, y hace aparecer las cosas más deseadas y queridas.

Cómo no creer en la Magia?!

La Magia es la dueña del asombro, la omnipresente hacedora de todas las fantasías. Un universo pleno de sorpresas, poderes y misterios. De tesoros, juegos, sueños...

Yo ya soy grande y hace rato que dejé de creer en los Reyes Magos, pero aún recuerdo la emoción de levantarme temprano a descubrir, mucho antes que los regalos, que faltaba el agua..., el poquito de yuyo recogido de las plantas...

Eso es la Magia... lo impredecible, lo maravilloso, lo que a un@ le cambia el día en una acción aparentemente cotidiana... 

Y eso, no tiene parangón.

Feliz día de Reyes y ojalá tod@s hayan descubierto un poco de Magia en su vida!

martes, 4 de enero de 2011

Receta

Todo a ojo. Como en el tiempo mis abuelas.

Los ingredientes, los tiempos, las medidas...

Todo a ojo. O a sabiendas... O a pura "sensación"... como más les guste.

Así me va la vida. Por más terapia que haga, por más años que cumpla, por más años que pasen. Yo sigo siendo yo. Y cada vez que me detengo a verme me valoro un poco más.

Estas milhojas han sido maraviloso espejo de mis miserias y mis espantos. De mis miedos, mis dudas mis furias, mis delirios, mis alegrías,de mis más profundos desencantos pero también han sido un camino prolijo, de mi crecimiento de mi fe y  mi convicción, de mi coherencia y mi amor.

Estas milhojas, que ya son 500, ya me representan más de lo que yo misma soy capaz de admitir, Porque claro... como toda receta... si es a "ojo" no se puede repetir.