Sombreros de paja, banalidades. Rostros suspendidos en el aire, en el silencio, al otro lado del teléfono: Nada que valga la pena.
La cobardía no vale la pena.
La victimización no vale la pena.
El orgullo desmedido no vale la pena: padres y madres de la soledad al fin.
Por las palabras huecas y lastimosas chorrean las gotas de las heridas, algo de la ignorancia tan bien camuflada bajo algunos pocos y mal intencionados argumentos esgrimidos con torpeza y finalmente la soberana impotencia... el no-poder.
Antes me daba tristeza... que soberbia!. Ahora no. Ahora sólo miro con cierto ecepticismo y evalúo mejor mi modesta estrategia.
Un abrazo. Que sigan firmes sus pasos y brinde luz su sonrisa..
ResponderEliminarTermino de leerla para mi y pensé en Usted. Es la Lección de Optimismo de Joaquín V. Gonzalez, se la regalo:
ResponderEliminar"Ya veis que no soy pesimista ni un desencantado, ni un vencido, ni un amargado por derrota ninguna, a mi no ha derrotado nadie, aunque así hubiera sido, la derrota solo habría conseguido hacerme más fuerte, más optimista, más idealista, porque los únicos derrotados en este mundo son los que no creen en nada, los que no conciben un ideal, los que no ven más camino que el de su casa o negocio, y se desesperan y reniegan de sí mismos, de su patria y de su dios, si lo tienen, cada vez que le sale mas algún cálculo financiero o político de la matemática del egoísmo.
Trabajo va a tener el enemigo para desalojarme a mí del campo de batalla! El territorio de mi estrategia es infinito, y puedo fatigar, desconcertar, desarmar y aniquilar al adversario, obligándolo a recorrer distancias inmensurables, a combatir sin comer, ni tomar aliento, la vida entera, y cuando se acabe la tierra, a cabalgar por los aires sobre corceles alados si quiere perseguirme por los campos de la imaginación y del ensueño.
Y después, el enemigo no puede renovar su gente, por la fuerza o el interés, que no resisten mucho tiempo, y entonces, o se queda solo, o se pasa al amor, y esa es mi conquista, y se rinde con armas y bagajes a mi ejército invisible e invencible.
Fragmento de página del discurso de Joaquín V. González: "La universidad y el alma Argentina" de 1918
leí cada palabra, despacio... queriendo entender y ahora me pregunto: cuál será esa modesta estrategia??
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ResponderEliminarCreo que el segundo comentario refleja bastante bien mi "modesta estrategia"...
ResponderEliminarComo caido del cielo, vea!