Todos mis deseos estaban expuestos. Todos mis poderes, todas mis debilidades. Abrí el abanico y te deje ver los colores, te llenaste los ojos, bailaste a mi ritmo, cantaste conmigo, tomaste mi mano te seguí sin preguntas.
Todo fue una fiesta mientras duró, pero no sucedió que la fiesta se acabó, ni se interrumpió, ni se malogró..., sólo desperté de la pesadilla.
La extrañeza de la pesadilla desaparece cuando al despertar, el corazon va encontrando otra vez su ritmo, el cotidiano...
ResponderEliminarencender la luz y hacerse unos mates en la mitad de la noche a veces basta para alejarla...
Abrazo.
Maia
Un abrazo!!! (sin palabras)
ResponderEliminarLos sueños son siempre una descarga. Una limpieza. Un proceso de elaboración. Quienes te leemos de cerca podemos darnos cuenta de lo que vas creciendo y lo linda que se va poniendo cada vez más tu cocina, y tu corazón.
ResponderEliminarGracias por mantener las puertas abiertas.