Inseguros, altaneros, pedantes. Egoístas, temerosos, arrogantes. Agresivos, encomprensibles, inabarcables... así somos los humanos.
Nos creemos tanto eso de que estamos en la cima de la pirámide sólo porque podemos disfrutar de alguna destreza tal como "hablar", que perdemos constantemente la consciencia de nuestro lugar y nuestra naturaleza.
Somos como chicos, que lo quieren todo, todo para ellos, mas, si lo tuviesen, no sabrían cómo disponer de tanto. De hecho, el poder es un arma muy filosa con la que podemos hacernos mucho daño... porque cuando se ejerce poder sobre los más débiles, lo único que se está haciendo en realidad, es descender en la pirámide.
En el libro "amor liquido", Zygmunt Bauman, habla de lo que en verdad significa "amar al projimo como a uno mismo" con una claridad pasmosa... no se trata más que de respetar, considerar y aplicar al otro los mismos parámetros de valor que uno aplica para consigo mismo...
Será que nos valoramos taaan poco?
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