viernes, 2 de abril de 2010

Uno de Esos Días

Ayer fue "Uno de Esos Días". Uno de sol hermoso, contra todo vaticinio. Uno que me encontró serena y aún con los resabios de otra alegría.

Así que según tenía planeado, y despabilando un humor que hace mucho no tenía, cargué mi mochila con mi libro, mi cuaderno, mi cámara y un abrigo, por si el clima me sorprendía, y partí sola en expedición hacia el Tigre.
La única anotación que hice en mi cuaderno fue que es notable la diferencia entre la cantidad de mujeres y de hombres que llevamos un libro abierto mientras viajamos. (claro... a favor nuestro).
Caminé casi todo el tiempo, un tanto decepcionada por una cantidad abrumadora de gente que no esperaba encontrar, pero así y todo un señor que, ajeno por completo al bullicio de la muchedumbre, tallaba unas cucharas adorables con una gubia que cualquiera tiraría a la basura, me ofreció sentarme a su lado mientras me convidaba un mate y contaba un pedacito de su historia de maderas.
También, sin darme cuenta hasta muy entrada la noche, ya en casa, compré unos sahumerios exquisitos que resultaron ser los que ando rastreando desde hace mucho y nunca recuerdo su marca.
En el camino de vuelta hacia la estación, algo me desvió del camino que suelo hacer habitualmente y de pronto reparé en que debería ser esa hora (no uso reloj), la justa del atardecer que le da a las fotografías esa calidez que tanto me gusta, así que mantuve mi cámara alerta hasta que me topé con una casa casi escondida detrás de una lluvia de rosas chinas y el sol les caía tan divinamente que me disponía a disparar cuando... se abrió la puerta y salió Marily, la dueña de casa. Yo me apresuré a aclarar que sólo estaba admirando sus flores y a pedir disculpas por estar tomando fotos sin permiso, pero ella, muy relajada, bajó las escaleras, abrió la reja y me invitó a pasar hasta el fondo de su casa, donde me dió una clase magistral de cordialidad, sencillez, confianza y unos cuantos datos sobre jardinería, corolando su desinteresado gesto de generosidad con un brote de jazmín que me obsequió como prenda por mi paso por su hermoso jardín.

Saqué fotos, quedó claro, y ya las postearé. Pero hoy quería relatar mi experiencia en palabras. Esa manera de haber "salido" ayer al mundo que me dejó entrar y ver tantas cosas, que me devolvió llena, renovada, y una vez más, agradecida.

Gracias a Todo y a Todos los que hicieron de mi día Uno de Esos Días.

5 comentarios:

  1. exquisito relato de "uno de esos, tus días". Posteá una foto del Jardín de Marilyn, así cuando andemos por el Tigre, lo visitamos!! ja. No, en serio, qué lindo esos días especiales en que también uno "se permite" salir afuera, salir de los muros que a veces nos protegen pero también otros nos autoexilian de lo que hay ahí detrás de todo..... por ejemplo, esos sahumerios que rescataste, esa cascadas de rosas chinas, esos encuentros con el tallador y la señora, (o señorita?), esas fotos que habrás rescatado... todo eso estaba puesto para vos, justo en ese día. Me alegro muchos.

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  2. Casi como que fui con vos. Me faltan las imágenes. quiero verlas!!!. subilas!!!!.
    En la vida uno encuentra lo que siembra, Ni más ni menos. Seguro que todo te lo merecés.
    Un beso.

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  3. Como yo soy una privilegiada que ya disfruta de tus fotos (por ancianita ???), puse esa maravillosa rama florecida como fondo de escritorio y veo el cielo del Tigre y, maravilla de los grandes parecidos !, disfruto casi tanto como vos del paseo. Excelentes fotos !
    Leonor

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  4. Gracias otra vez... allí nomás vienen las fotos que anuncia la "Señora ancianita", que no es tal, y que goza del privilegio de haberlas visto, sólo porque es mi madre...jajajja!!!

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  5. vos decís que será una cuestión de género tener un libro en la mano? ja... no, es chiste... las manos hablan tanto como los libros... lo que sí sería penoso es llevarlas en el bolsillo!!! lindo tu blog y este post en particular por su frescura y alegría... mi saludo ----

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