lunes, 6 de junio de 2011

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Me compré una cámara de fotos. Una buena cámara.
En este momento aún me encuentro abrumada, ampliamente superada por la tecnología; al punto de casi sentirme culpable de haber gastado semejante cantidad de dinero en un objeto que no sé si podré dominar. Pero a la vez me siento feliz de haberme hecho esta concesión, de haber arriesgado. Y no es porque "después de todo la guita va y viene" (lo cual no deja de ser real), sino por lo que en el fondo para mí, es un mimo, una caricia, algo así como cocinarme algo rico, riquísimo... energía pura, que con el tiempo (espero),  dará sus frutos en el árbol de mi cuerpo.

1 comentario:

  1. serán en el árbol de tu cuerpo y de tu alma..... sin duda!!!. s.-

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