Por estos días crecen las acciones y la poesía macera a la sombra de los trapos limpios que han vuelto a flamear.
No es tiempo de andar mirándose el ombligo, pero no porque yo lo diga, ni porque me a mí me parezca...quién soy yo?. Es más de lo mismo de siempre, desde el principio, desde mucho antes de que yo escribiera, incluso de que naciera. Es porque es. Porque así debe ser. Porque así circula la vida y la energía y todo lo que vive.
Va terminando un año en el que han pasado aquí, en nuestro pequeño círculo íntimo, el de las personas más cercanas, el 90 % de las que pueden leer estas palabras, unas cuantas cosas bastante importantes. Porque tod@s aprendimos en la escuela (para no entrar en el terreno de la psicología) el efecto del "eco". Muchas cosas han cambiado, muchas se han movido de lugar, y hay mucha gente que teme a los cambios. Pero hay otro montón de gente que aún con temor; los afronta.
Los símbolos, los íconos, los viejos paradigmas, todo está otra vez a prueba y yo, como pez en el agua!, porque más temprano que tarde, veo como, lo que no hace mucho escribí en este mismo blog se está haciendo realidad. Veo a personas mayores decir que han recuperado su fe y escucho a los pendejos decir que "tienen ganas". Y a ambos los veo "hacer" y yo misma dejé de pasarme horas acá sentada para salir a hacer y decir lo que creo.
Este no ha sino un año más. Claro que como siempre, lo que esto implica no se podrá apreciar hasta que pasen 40, tal vez 50 años... pero no importa, la sabiduría ancestral instruye básicamente sobre la paciencia. Nada se consigue de un día para otro, esto es la punta del iceberg, pero estamos empezando a mirarnos al espejo... para este 90 %, es un buen comienzo... en buena hora.
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