Toda mi vida estuvo signada por una pregunta casi retórica: ¿qué hacer con ella?. Qué querría ser cuando "fuese grande", qué me gustaría estudiar, dónde me gustaría vivir, qué rama del arte era la "mía", cuál era el mejor camino hacia la espiritualidad, etc, etc, etc... Eso sin entrar en detalles sobre las otras "grandes preguntas" a cerca del ser humano, el amor y la comunicación, el universo y sus leyes. Siempre fue así, siempre pensando, reflexionando y viviendo todo lo que me pareciera útil y necesario.
Hoy comienzo a sentir que todas y cada una de esas preguntas ya se me han respondido de una u otra manera o tal vez, que ya no necesito las respuestas porque siempre elegí la verdad, costase lo que costase, doliera lo que doliera me gustara o no y eso me hizo perder el miedo, el terrible miedo a VIVIR, padre de todos los fracasos.
Claro que la realidad, así a secas, sin adjetivos que la maquillen no es aún todo lo feliz que sé que puede ser. Para eso, el mundo todo debería estar en armonía, pero el tránsito me ha dado la templanza y la humildad con las que cada día más y mejor disfruto y aprovecho de lo que me toque y de lo que elija vivir. La espiritualidad está en todo, el lugar donde vivir es en el que vivo, el arte me abarca a mí y el amor me llena y me sostiene. Sigo aprendiendo a comunicar y comunicarme, a devolver todo lo que recibo y a confiar en mis sentimientos, que son la única guía útil para este camino terrenal.
Por fin camino liviana, sin arrastrar culpas ni tristezas. Estoy fuerte y sensible, atenta y dispuesta, en completa sintonía con los tiempos que corren... 2012... no te tengo miedo.
Hoy comienzo a sentir que todas y cada una de esas preguntas ya se me han respondido de una u otra manera o tal vez, que ya no necesito las respuestas porque siempre elegí la verdad, costase lo que costase, doliera lo que doliera me gustara o no y eso me hizo perder el miedo, el terrible miedo a VIVIR, padre de todos los fracasos.
Claro que la realidad, así a secas, sin adjetivos que la maquillen no es aún todo lo feliz que sé que puede ser. Para eso, el mundo todo debería estar en armonía, pero el tránsito me ha dado la templanza y la humildad con las que cada día más y mejor disfruto y aprovecho de lo que me toque y de lo que elija vivir. La espiritualidad está en todo, el lugar donde vivir es en el que vivo, el arte me abarca a mí y el amor me llena y me sostiene. Sigo aprendiendo a comunicar y comunicarme, a devolver todo lo que recibo y a confiar en mis sentimientos, que son la única guía útil para este camino terrenal.
Por fin camino liviana, sin arrastrar culpas ni tristezas. Estoy fuerte y sensible, atenta y dispuesta, en completa sintonía con los tiempos que corren... 2012... no te tengo miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario