jueves, 13 de mayo de 2010

Escrito en el Cuerpo

Como aquejados por una extraña culebrilla, los escritores vamos sanando con tinta las heridas de nuestras vidas.
Y parece que no todo es brujería, por que a veces nacen cosas que otros ojos leen y que curan otras heridas.

Cavilando sobre estas cuestiones, mientras pensaba en las tintas que llevo escritas en mi cuerpo y sentía el dolor de las heridas en mi alma, pensaba sobre el significado que han tenido ambas cosas; y entonces me di cuenta de que esta vez mis palabras no podrían sanarme a mí misma, y de que ya no me quedaba tinta en el cuerpo (Dios mio! cómo fue que sucedió esto??? Yo? quedarme sin palabras???).
Esta vez andaba necesitando otro curandero. Alguien que con sus agujas se tomara su tiempo y con mucha delicadeza me quitase el dolor y me devolviera el alma al cuerpo.

Entonces, decidí que mi próximo tatuaje será un Mandala.
Ahora es solo cuestión de tiempo.
Ya volví.

8 comentarios:

  1. ya me parecía que andabas de capa caída!!... tu silencio siempre habla de tu introspección!!, no?... bueno, volviste!!. te andábamos extrañando por estos lares!! En cuanto a lo que decís, no siempre es tiempo de palabras, a veces simplemente carecemos de ellas, no están, se fueron.... o como diría una canción:... las palabras jamás alcanzan, cuando lo que hay que decir desborda el alma !!. cariños.

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  2. Cuando nos faltan las palabras, tenemos los sueños.

    Feliz fin de semana.

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  3. Si, a veces las palabras nos dejan libres para recopilar otros manojos sueltos.
    Si tuviera un Mandala lo llenara de ellas.
    Buen fin de semana!

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  4. Que coraje! hay que bancarse llevar dibujado eso en el cuerpo, pero si a vos te sana, apretá los dientes y ponele el pecho (o la parte que hayas elegido)así no te vas por tanto tiempo.
    Buen finde.

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  5. Es tan cierto lo que dices y cada cierto tiempo se nos acaba la tinta o bien se la damos a otros.

    Fantastico tu blog :D

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  6. Las musas a veces son caprichosas. Un día el dolor las atrae.. otro día son las sonrisas, los sueños.. aunque el excesivo dolor casi siempre las espanta. Se marchan junto con el lucero dejándonos sin noche ni día, sin brújula. Parten a otros cielos, a otras miradas enamoradas y apenas divisan una lucesita en nuestros ojos regresan renovadas y hasta multiplicadas...
    Besos.

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  7. Me rehuso a interpretar ese mensaje.

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